lunes, 26 de abril de 2010

Damn melancholic days

AMOR. Fah, qué palabra. Llena de todo, de significado, de vida, de color, de pasión, de desesperación, de poesía, de inquietudes, de exhuberancias, de odio, de redundancias, de ambigüedades, de anonadamiento, de especialidad y de significado, por sobre todas las cosas. Pero qué interesante es, sin embargo, la poca importancia que tiene en 'general'. La despojan de toda fuerza, de toda magia.

A. Una letra, un dibujo.. Una A.

M. Un garabato zig-zagueante.. Una M.

O. Un gráfico de una función cuasi perfectamente redonda.. Una O.

R. Una fórmula, un pictograma.. Una R.

Y pensar que tantas personas la usan como si fuera eso, una descomposción perfecta de elementos, un sustantivo, un verbo, poniéndole un significado, quitándole sentimientos.
poder AMAR es un privilegio, y saber que es amor y no una falsa (y barata) imitación de aquello, lo es aún mas. Una vida sin amor es como un ocaso sin sol..

2 comentarios:

  1. Apoyo la perspectiva y me anima el saber que al igual que hay personas volcadas en la alucineta malformada de un "amor" inentendido hay otras con la cristalinidad y transparencia mental para realmente saber que no es una palabra para jugar en un azar sino para aplicar de una manera única e inigualable.

    Sigo tus escritos

    Lobo gris.

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  2. Lobo gris, recién vi tu comentario
    muchas gracias, por el coment i por seguirme :)
    la verdad es que cada día se le quita un poquitito más de valor a la palabra, y creo que es sagrada, hay que cuidarla, cuidarla como uno cuida sus amistades, más o menos..

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strawberrys