'Mientras el sol se filtre por mi ventana
La lluvia brinda su aire en mi'
Una suerte
de burbuja cuadrada y aislada del resto del mundo. Aquel rincón de la vida en el
cual el tiempo no es tiempo, no corre ni camina, tan sólo está. Detenido, como
si se hubiese cansado de su propio tic-tac. Espacio abierto, pero delimitado,
en donde todo pasa, todo, menos las horas. Paisaje de segundos congelados,
incapaces de derretirse. Vaivén de olas azules y profundas, quitándome el
aliento de a una por vez, anque todas a la vez. Momentos que construyen
historias, historias que crean lugares, inundados de profunda atemporalidad. No me permiten
casi respirar y, al mismo tiempo, son quienes logran hacer que más aire entre en
mis pulmones, fluyendo a través del maravilloso árbol interno que crece con cada
inspiración, ocupando cada vez más. Esfera cristalina que, arriesgada, se desliza por todas las
cornisas, todos los precipicios, sin caerse; embelesada por los posibles
riesgos que la aguardarían allí abajo, no obstante evitando sistemáticamente
esos no-golpes contra aquel vacío incierto. Amagues. Siempre al borde de... Pero
no.
Y los segundos que aún siguen congelados,
pues el segundero no terminó siquiera su primera vuelta de tuerca.