martes, 1 de septiembre de 2009

Instrucciones para perder

' dosificación perfecta de lo
efímero y lo real...''

En este juego de apariencias, el más camuflado es quien acierta, tras mentiras y tapado el rey avanza a ningún lado. Perdido en una nebulosa vaga por su reino vacío, llenando su olvido de gracia y lujuria; esponjosos recuerdos de un condado ahora desértico, despoblado. Él, ahora, solo se ha quedado, mas no supo valorar lo que entre sus dedos se ha esfumado. Recuerda y piensa que si tan sólo pudiera el tiempo volver atrás, ahora solo no se encontraría, protegido por las más fieles tropas, resguardado tras su espalda son ellos quienes darían la cara, pues él tiene aires de grandeza, demasiada, 'altura' para un simple bufón. De todos se burló y las consecuencias ha de pagar, puesto que ahora se encuentra sin más, contra un enorme panal de organización y valor, identificación y amor por todo aquello que de su lado está.

Ahora nuestro perspicaz Rey se encuentra desarmado, yendo a ningún lado, mas no existe escapatoria de semejante fortín que con ella no llevara escrito su fin. En un péndulo oscilante se transformó, pues en un incesante vaivén se vio encarcelado, escapando sin zafarse, por qué se preguntaba. A paso lento (pero seguro) los negros avanzaban, manipulando sus lanzas se aproximaban.

TERROR.

No podía soportar el olor, aquél penetrante e inolvidable aroma a matanza que las tardes verde manzana de azul claro pintaba.

Algo tenía que hacer, mas prisionero no estaba dispuesto a ser. Con el correr del imaginario tic-tac sus poros se comienzan a separar, para dejar a un grito ahogado salar las heridas que en sus entrañas le aflijían, esperaban ser llamadas a aflorar como llanto sin parar. Su negro interior se exteriorizaba, intentando de nuevo refugiarse agonizaba, se camuflaba a fin de poder formar parte del otro ser...

clap! Clap! CLAP!

Cada vez más fuertes y consistentes las botas de cuero avanzaban fehacientes. clap! CLAP! C-L-A-P! Se aproximaban y recién ahora lamentaba que del poder había abusado de tal manera que solo lo habían dejado.

Maltratos y gritos susurraban en su tímpano, deseos de mandar, de gobernar. Su reino dominaba, pues el autoritarismo era quien ganaba por una minoría que se condensaba para no dejar atrás una tradición que seguro seria una más que moriría.

A él no le importaba cuanto tiempo se tomara, puesto que al reloj en cuenta no tomaba, y se manejaba por su reloj interno, presente en todo momento; tampoco importancia le daba a lo que el pueblo necesitara, mas en sus propios deseos sumergido se encontraba. Ni su reina ni su más bella doncella cambiaron nunca su pereza que lo dejaba perplejo ante su vacío pertinente, rodeado de todo aquello que bien merecido se tenía... NADA.

Clap! CLAP! Terror. C-L-A-P.

Mientras él razonaba, la tropa avanzaba en su enorme y organizada trama que, por desgracia, quedaba contra el rey enfrentada; la vida propia se jugaba ahora pues ya había arriesgado, sin culpa ni reparo, la de sus siempre fieles súbditos, los imperiosos peones.

Pues mi crítica aquí he de terminar, visto que al rey el peón ha de perdonar, humildad ha demostrado por el precio que ha pagado, puesto que al fin ha comprendido que unidos es (hasta) más divertido. Disculpas ha suplicado, cabizbajo retirándose del masacroso escenario de la fecunda matanza, que él mismo había finalizado dejándose a si mismo caer inerte sobre el piso blanco y negro que debajo suyo se estremecía...

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