sábado, 25 de abril de 2009

... y diremos nunca más

De nuevo sucedía. Eran ya las cinco de la mañana y aún se escuchaban los aullidos, no podía soportarlo. Lo escuchaba, lo veía, lo imaginaba... ¡NO! No podía seguir así, me tapaba con toda la fuerza que podía los oídos con mis dos almohadones afelpados color gris que tenía sobre la cama. Todas las noches pasaba lo mismo, y cada día despertaba un poquito más muerta. Nadie decía nada. Nadie. Nadie hacía nada. Nadie... Pero todos lo sabían, inclusive los vecinos, que eran ajenos a cualquier situación que sucediera dentro de aquellas cinco paredes. Pero no, yo no... Yo era cómplice del silencio, por miedo. Me hundía en mi nido, tapándome hasta la coronilla y hacía oídos sordos, nada estaba sucediendo, nada en absoluto. 'No hay tal crisis' me repetía todo el tiempo. Mi vida seguía y yo debía dormir, pues un duro día me esperaba...

El desayuno, servido, como de costumbre. Yo sola me encontraba conmigo misma en la gigantesca y vacía cocina, repleta del dejo de tristeza que día a día la inundaba. Sólo llantos, sólo gritos, sólo golpes. Cotidianamente esos espacios, tan vivos con anterioridad, iban llenándose de odio, de ira y de negro. No había grises en esta casa, se pasaba de un blanco pacífico de cabo a rabo, a un negro que absorbía todo lo que encontrara en su camino, sin changui. Desayué, me vestí a oscuras para no hacer ruido ni despertar malos humores, y, acto seguido, sola en el baño me senté sobre el videt y rompí en llanto. Quería, pero me era imposible dejar de hacerlo. Las lágrimas brotaban de mis ojos cual río en tormenta; nada podía hacer, mas no sabía qué me sucedía. No me reconocí frente al espejo, podía asegurar que se trataba de alguien más. Me miraba de un lado, del otro, de frente, sin el pelo en la cara... De todas las formas posibles, pero no, seguía sin verme. No prestaba atención a las agujas que en ningún condenado segundo habían dejado de penetrarme en el cerebro con su fuerte pero silencioso 'tic-tac'.

Llanto. Desconsuelo. Frustración en cada paso.

Y como cada mañana, salí a las corridas de aquél antiguo edificio. Sentía todas sus miradas posadas en mi, como si quisieran decirme algo que no se animaran. Yo me sentía perdida, ya no podía conmigo misma, pues todas las noches era la misma historia, el mismo invento y la mismísima asquerosa excusa.

El día era HOY. No entendía por qué ni para qué, sólo sabía que era. Y a pesar de mi humor, de mi vestimenta y mi apariencia, salí a la calle con la frente en alto, más alto que nunca.

Caminé y caminé.

Normal. Escuchaba decir.

ALTO!! Gritos desaforados por doquier.

Cuidado, mirá adelante. Consejos.

No agarres eso. Más consejos...

Indiferencia. En cada cara de cada persona.
El mundo había decidido transcurrir por el camino simplemente porque consistía en un medio para llegar a destino. Nadie se preguntaba por qué ni cómo ni cuándo.. Nadie. Pero ya no más, no más. Yo no quería ser un pez más del cardumen, así no. Nada cambiaría jamás, a menos que yo hiciera algo al respecto. Nunca me había sentido de tal forma, pero había algo dentro mío que tan de repente como la gente camina, hizo click.

- Gerardo, me cansé. Me mudo... - dije sin rodeos ni asco.
- P-p-pero..
- No, es hora que deje de participar inocentemente de tus 'actos bondadosos', yo no soy así. - pausé para tomar una enorme bocanada de aire, sólo necesitaba coraje... y las palabras justas - No quiero ser más cómplice, no puedo verte con otras y saber que nunca vas a ser mio... Pero por sobre todo... - Suspiré nuevamente, no podía con mi genio, no quería... - no puedo estar en el cuarto de al lado sabiendo con quién estás, qué estás haciendo... y qué va a ser de ella después. No puedo seguir compartiendo cada singular aspecto de mi vida, no merezco esto... no lo merezco..

Mientras esa conversación comenzába a convertirse en una enorme nebulosa, las imágenes venían fugaces a mi mente, agrandándo un poquito más mis heridas. Tenía tanta información...
Tanta...


Pasaron meses.

Años

Mi conciencia continuaba igual. Nada cambiaría.

Indiferencia. En cada cara en cada persona, una vez más.
Inocencia; nadie nunca se imaginaría las cosas que sucedían a su alrededor.

Ignorancia; a nadie le importaba realmente, excepto claro, a mi misma-

Desolación. Ya no tenía quién entendiera mi dolor.

La verdad moriría conmigo, puesto que era la última que debía saberlo, nadie se enteraría jamás, y tan sólo formaría parte de un pasado desconocido, como tantas cosas lo son... Decidí temrinar con ese linaje de terror, escribiendo esto.

- Gerardo, mañana publico el artículo con toda la masacre que vos te encargaste de dirigir, me cansé de ser un objeto más en tu repertorio de cosas usadas - le dije por un teléfono prestado.

Al día siguiente, el diario lo tenia todo en una increíble primera plana:
'Cómplice de los secuestros durante la época de la dictadura confiesa culpabilidad'
Y como su consiguiente subtítulo aparecía lo más importante:
'Suicidio de la confesante luego de hacerlo. Polémica en la ciudad'

Lo logré.

Lo escupí.
Y finalmente pude terminarla desde mi tumba, la última que descansaría contra un paredón, el fin del linaje y el fin de la historia.

domingo, 19 de abril de 2009

Fuck off

Es esa sensación recurrente de violación, de ultraje. Sentís como algo está siendo tomado a la fuerza, sin tu consentimiento. Un día entrás y por fin te das cuenta de lo que nunca quisiste ver... todo es un completo desastre i es pura y exclusivamente tu culpa, y ya parece ser demasiado tarde para cambiar las cosas. Se te erizan los pelos de los brazos. La cabeza se te ladea sola. Suspiras sin cesar. Haces gestos negativos. Quieres llorar. Te das cuenta como todo deja de ser tu imaginación para pasar a ser una triste verdad en la que, hoy por hoy, te toca vivir.

lunes, 13 de abril de 2009

Getting sad.. and confused

¿Cómo distinguir entre lo que es verdad y lo que no? ¿Cómo es posible saber cuando uno habla por hablar o cuando de verdad lo refiere? Cuando la calentura supera a todo obstáculo racional haciendo que cosas indeseadas quizá salgan de nuestros labios, como vomitadas de repente. Tras oir unas palabras del otro lado de la puerta se nos hela el corazón, y deja de latir por un segundo en que todo se vuelve silencioso, en aquel instante en que esa frase dicha nos descoloca i nos retumba en nuestra cabeza como una pelota de ping pong. Desconcertante y decepcionante, sí. Toda esa mezcla de emociones ocupó sin permiso tu corazón, pudriendolo por dentro, dejándolo vacío, lleno de tan sólo nada. Asombro. Ganas de correr. Llantos. Gritos. Y finalmente, tranquilidad. Pero no tan relajante como aparenta, es simplemente la maldita calma que antecede al huracán que pronto estallará sin más remedio..

domingo, 12 de abril de 2009

A good present

'...nothing is impossible.'


Cada vez que se sentaba enfrente de la hoja en blanco sucedía lo mismo, una y otra y otra y otra vez lo intentaba fallando, con la clara idea de que aunque se esforzara, aunque de veras se esforzara, fallaría. Sí. Ella lo sabía, pero eso no le impedía seguir firme en la idea de intentarlo al menos. Todos los días pasaba igual, y todos los días se iba a dormir con la mínima satisfacción de saber que, al menos, había seguido fiel a su promesa de no dejar de probar su suerte con la hoja en blanco, aunque ésta siempre la venciera en el primer round. Perseveraba, quizá con ingenuidad, creyendo que algún día podría lograrlo.

Así, tan sólo así, transcurrían las horas de la tarde, los días de la semana, las semanas de los meses... Los meses del año. Nunca creyó que podría cambiar, era una rutina a la que se había acostumbrado con tristeza. Tenía que vivir con ello o sucumbir a cumplir su último deseo, lo cual jamás se perdonaría, ni con una vida entera de nuevo a su lado.

Investigaba, leía, subrayaba y guardaba. Almacenaba información a mansalva sólo con una meta final: LOGRARLO. Veía su meta borrosa, cada vez más y más lejos, pero nunca se dejó vencer por el cansancio ni la abrumación que le causaba la frustración de su vida hacía un poco más de dos años.


Aprendía, entendía, ayudaba y era ayudada. Todo para nada. Ni un solo rasguño dañaba las amarillentas hojas que descansaban bajo el calor de su pluma azul. Siguió intentándolo cada día, durante el resto de su vida. Ni su profesión, ni su carrera, ni su último amante pudieron hacerla desistir de tal estupidez... Nadie podía creer que todos los santos días, a exactamente las tres y media de la mañana ella se sentara en el ventanal más grande de toda la casa mirando hacia afuera, descansando en una cómoda silla con una hoja y una pluma en su mano. Todos los días los vecinos la veían intentarlo, ahora más cansada, con los años pisándole los talones. Tal es así que todos creyeron que nunca lo logró. Ella falleció esa última noche de desvelo en esa silla, sentada con la pluma en la mano.

Nadie nunca sospechó nada, pero su hijo mayor sabía que no habría podido morir a menos que hubiera cumplido con lo prometido, que, claro, él había escuchado desde la otra alcoba el día más horrible de su vida. Cuando el velatorio temrinó, él suplicó que lo dejaran a solas con su madre... Nadie quiso contradecirlo, tal es así que solo se quedó. Metió su mano adentro del bolsillo del camisón que llevaba y allí encontró lo que buscaba: la respuesta. 'Lo intenté, pero después de tantos años de fallar me di cuenta que lo único que necesitaba decirte era que lo sentía, y te amo tanto que no soporto esta tortura de vivir tan lejos tuyo. Me llevo la carta conmigo, la única carta, y te la voy a dar cuando nos veamos. Aún te amo'. Cuando acabó de leerla comprendió todo, sonrió y una lágrima se piantó en su mejilla colorada. Nunca se había imaginado cuánto había amado su mamá a su padre, el primer esposo de esa increíble mujer. Dobló el papelito, cuidando no hacerle ningún doblez más, lo puso de nuevo en su lugar y salió cerrando la puerta tras él...

viernes, 10 de abril de 2009

Lost in darkness

'... y te vas a dormir abrazándote siempre a mi.'

Laberintos
. Caminos, por allá, por acá, para atrás... Inmensos espacios idénticos. Con desesperación, miré a un lado, al otro, para encontrarme con la nada misma. Mi respiración se aceleraba, más y más a medida que el tiempo corría. No sabía para donde ir, no sabía qué hacer. Corría sin destino, de un lado a otro, sin cesar, creyendo que finalmente podría hallar la salida. Pero me equivoqué, me equivoqué.

Oscurecía. Oscurecía y con el día se iban todas mis esperanzas de sobrevivir. Perdida en un lugar totalmente desconocido, en un lugar lleno de
todo, y también lleno de nada.. Me senté a refugiarme debajo de un árbol, con la esperanza que la solución vendría a mí, por su cuenta. Pero pasaron los minutos, las horas y los días. Tenía sed, tenía hambre, pero mi orgullo no me dejaba conseguirlo, no me iba a dar por vencida, no ante él. Siempre encuentra la razón para hacerme sentir mal, porqué habría yo de darle un motivo más para que me menospreciara?

No había nada que me detuviera, más que la ausencia de mis propias fuerzas, pero me gustaba imaginarme riéndome, riéndome y habiendo vencido. Ya había empezado, es más, hasta me atrevo a decir que ya estaba en la mitad, no podía rendirme entonces. Tenía que lograrlo
! Mis ojos echaban chispas por doquier, mi corazón, que aún latía me incentivaba a levantarme de aquél lugar, en el que yacía postrada hacía un par de días. Las encontré. Me levanté, e intenté centrarme y concentrarme.

Por mucho que quemara mis neuronas, no iba a hallar la salida. Me sentía una tonta.
Me habían vencido en mis propios trucos. Me encerré en mi misma, y no quise salir. Hasta que un fuerte ruido lo hizo por mi. Con mi mente de vuelta, ahora, me hallé en el laberinto impuesto.

Me sentí vuelta de una fantasía guiada, y el profesor era mi guía... y mi desafiante. Luego que la campana terminó de cantar, me levanté y, acercándome al pizarrón comencé a copiar lo que hicieron. 'Laberintos b...'

Extraordinary City

'you can always expect
for the unexpected
you are the only
one to let it
happen.'


Y todavía yace sobre el suelo, echando humo por doquier. Desde la esquina aún parece que alguien va a pisar sobre ese espacio, pero una y otra vez, se han equivocado. Cual lugar sagrado, permanece aún sin ser tocado, inerte sobre las lineas peatonales. Al verlo, parece como si uno estuviera viajando fuera de este mundo, a una extraña ciudad en llamas, cuyos habitantes iban de un blanco pálido a un anaranjado, más cercano a un marrón clarito. Ves como la gente corre, desesperada, por las calles rojas y humeantes; el calentamiento global ha afectado tanto a este país extraordinario... este país donde suceden cosas fuera de lo común, nada es lo que parece, nada.. Ni las cosas que he creído ver, fueron alguna vez la realidad que veo; saliendo de aquella humeante ciudad, tan sólo para ver cómo semejante incendio es sofocado con tan sólo un zapato, uno que pisa con la fuerza de 700 caballos. Las ardientes calles, ahora ennegrecidas, continuaban humeando sin cesar. Para que luego, una inintencional patada en mi pie izquierdo me trajera de nuevo a la realidad, para ver que mi lejana ciudad era tan sólo un cigarrillo que había sido arrojado, encendido, a media calle... Y todavía humeaba, cuidadosamente apagado por quien me había pateado...